1 may 2013

Mi nueva vida va más o menos así

Emparejarme es la decisión más grande que he tomado en 21 años, no sólo por el tema sentimental y cursi, sino también por aquello de las prioridades, intereses y costumbres: que otro me vea echarme el desodorante es un peo grave que mi mente tardó varios días en asimilar.

Antes de vivir juntos, hacía una cuenta regresiva en mi agenda (que dejé de usar porque me sentía programada) con mis marcadores de colores. Acto seguido, revisaba mi cuenta bancaria y decidía si era posible comprar un poco de lencería sexy por... bueno, ya saben. También me pasaba por las tiendas de piyamas porque una vaina es que a mi mamá le dé igual que duerma con la franela vieja del colegio (obviamente no crecí más y me sigue quedando el uniforme de educación física), pero otra vaina es que el tipo que me parte me vea dormir con eso. Bien. Una vez comprada la lencería y la piyama, me compraba una dosis de azúcar para calmar mi ansiedad. Sí. Saber que en 3 días íbamos a vernos me causaba ansiedad.

Cuando llegaba el día, elegía la ropa con la que más cómoda me sintiera, me hacía la malota y me dirigía hacia nuestro punto de encuentro, que siempre era difícil, remoto e implicaba tomar un vuelo que siempre se retrasaba, me daba dolor de cabeza y me multiplicaba la ansiedad por cien. Por alguna razón, a nuestros encuentros siempre llegaba antes que él. "¡Coño! Es demasiado humillante ser la primera en llegar, estoy tirándole en la cara la ansiedad que me consume. ¡Coño!"... "Bueno, equis, soy una tipa puntual. O él impuntual. Ay, no sé. Que llegue ya. Voy a escribirle".
Ya llegué, ¿dónde estás?
En el aeropuerto, ¿y tú?
También. Si me dices específicamente dónde, quizás nos vemos.
Sal.
Ok. (¿Por qué me baja las pantaletas así? ¿Por qué me gusta tanto? Casi medimos lo mismo, ¿qué es esto? Nuestros hijos no van a... ya va, ¿qué? Cálmate, jeva).

Ahora que dormimos todos los días del mundo mundial juntos, conoce todas mis camisas viejas, mis pantaletas "para cuando tengo la regla" y mi ritual de lavado de cutis antes de dormir. Alto aquí, "cutis" es una palabra muy fea y desde este momento es niche. Corrijo lo de arriba: mi ritual de lavado de cara antes de dormir. Lavar con agua y jabón, secar, dejar reposar durante 5 minutos y echar la crema "anti acné" que en realidad me controla el acné, sin más.

Vivir junto a E. me ha enseñado varias cosas:
- El matrimonio no es un cuento de hadas. Maldito Hollywood. A veces lo odio (a E.) y le digo que es verdaderamente insoportable.
- Hacer empanadas. Y haber aprendido a cocinar empanadas ha traído como consecuencia que él siempre quiera cenar empanadas, como si a mí me pareciese igual de fantástico.
- Pertenezco al club de mujeres que odia la ropa sucia y se pregunta cómo carajo se reproduce así de rápido. Soy un cliché. Busqué por toda la ciudad una cesta bonita, de "maderita o bambú, no sé bien cómo es la cosa"; lo que menos quería en nuestra casa es una cesta de plástico de esas horrendas de supermercado. Ahora que lo analizo mejor, me doy cuenta de que el incruste con la cesta de "maderita o bambú" era algo psicológico del tipo "si se ve bonito, quizás no sea tan desagradable". Paja. Paja de aquí a los 400 bolívares que nos costó. ¡Coño!
- El closet no se arregla solo. Mi mamá está a 6 horas de mí y no puedo picarle el ojo y soltarle "arréglame el closet ahí, miamorcita". Negativo.
- La mayoría de los primeros días es una mierda. Creo que en eso necesitan enfocarse las despedidas de soltera; todas vamos a explicarle a la niña en cuestión que es jodido y que va a llorar varias veces al día. O a tuitear, pero no lo recomendaría. Yo me compré un cuaderno barato donde escribía mis arrecheras.
- Manejar. Estoy aprendiendo a manejar. Las dos primeras clases que me dio fueron geniales. En la tercera clase quiso enseñarme a retroceder, pero mi 1,56m me impide ver todo lo que necesito ver y tiemblo cada vez que llevo la palanca hasta esa "erre del demonio".
- Ninguno de los libros que he leído me prepararon para esto. Y estoy segura de que ninguno de los suyos tampoco, pienso que el matrimonio es más una historia de "vivir para contarla".
- Ceder, aprender y madurar son nuestras primeras necesidades.
- Foso no es una opción.

Luego les sigo contando; E. quiere "empanaditas, miamor"...

5 comentarios:

  1. Disculpa si sueno averiguadora/metiche pero, ¿qué pasó con tu carrera? ¿Aun estás estudiando Com.?
    Sorry, soy una fanática de vidas ajenas, no puedo controlarme.

    ResponderEliminar
  2. Y yo que creía que era la única, pero tranquila que en algún momento todo se equilibra y te vas volviendo menos proteccionista cuando se trata de la vida juntos ( hablan mis 6 años de experiencia). Consejo no aprendas hacer postres jajajjaja

    ResponderEliminar
  3. Me encantó, Andre. Haces mucha falta en la U.
    ¡Éxito en tu relación! <33

    Marvin.

    ResponderEliminar
  4. aunque Marvin ya pasó por aquí, yo vengo igual.
    chama te amo. cada vez que leo algo te quiero más jaja
    calma y paciencia,grandes cambios y grandes consecuencias, pero igual creo que es lindo que tengas a alguien que te pida empanadas y alguien a quien odiar y no dejar de querer.
    postea again que quiero saber como va la cuestión
    besotes
    Ana

    ResponderEliminar

tú también diVagas