13 ago 2011

Colorido y sin sabor

Yo no tengo nada en contra de los colombianos. Para mí, los colombianos se dividen en dos: los decentes y el resto. Los primeros me caen bien, por tiernos y caballerosos.
Mi problema es con el resto, con los malditos colombianos que viven en Petare desde hace no sé cuántos años. No diré que todos, pero sí todos los que yo conozco. Estamos hablando de gente sin educación; gente cuya cultura es esperar la quincena para ir a tomar cerveza 'paque' Yubiribitzaida, subir de primeros a las escaleras mecánicas y escuchar champeta sin audífonos en el tren. Es de esas gentes que enseñan a los niños a ser el más vivo, el que hace la burlita al que es gay y el que sadiquea a la niñita que lleva la falda más corta.
No me diga que no. No me diga que estoy errada porque esto me lo conozco yo. Viví unos 5 años en Petare y sé cómo se mueve el merequetengue en ese lugar.

Hoy, después de mucho tiempo, volví a caminar por sus calles desordenadas, olorosas a desechos líquidos y sólidos de algún indigente y/o buhonero que se vio en apuros; esas calles llenas de resentimiento, pachanga y loquevenga. 
Fue increíblemente incómodo caminar y darme cuenta de cómo me veían ellos, cómo sabían que yo ya no pertenecía a aquel desfachatado lugar, cómo sabían cuán grandes me quedaban aquellas calles peculiares y coloridas por tanto paraguas buhoneril.

Ser clase media es más incómodo que ser clase baja.
Los de clase baja son conformistas y aprenden a disfrutar sus limitados recursos. Lo que tienen les basta y les alcanza para todo lo que a la clase media no (¡increíble!).
Los de clase alta, por su parte, no valoran lo que tienen y lo sueltan sin más.
El peo es ser clase media y vivir en la fina línea entre lo limitado y lo patético. 

1 comentario:

  1. Uno vive es haciendo equilibrio, y más inclinado hacia abajo!

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